lunes, 25 de julio de 2011

I CATA INTERNACIONAL DE VINOS

Después de un intenso fin de semana conileño, en el que todos fuimos Carmelos, y tras una semana extraña por avatares de la vida, recibo unos correos del ilustre miembro de esta Sociedad, D. Javier Cano, en los que entre arcos y triunfos dejaba constancia de una serie de experiencias enológicas, gastronómicas y vitolfílicas, de ámbito “internasioná”. Yo pensaba que se había quedado con ganas de más y quería insistentemente que volviera al Hostalito que regenta, pero no, lo que me estaba diciendo es que mejor me vaya a probar vino allá donde se pegaron las tres voces, que se está “mu” requetebien…

En fin, reproduzco fielmente uno de los textos, no apócrifo sino real y bien constatado, que me envió tan insigne viajero y socio. Allá vá:

“En otra encomienda del presidente sobre una comparativa de tintos del mundo aprovechando el viaje al norte de Europa sometí el gaznate a la dura prueba de baremar la pelea entre un catalán, griego, un argentino, un australiano y un gaditano-andaluz.
(si lo hubiera contado de otra manera parecería un chiste,... iba un catalán, un griego, un argentino...)

El catalán (Manso de Velasco), como su nombre indica manso y además catalán HALA MADRID, un 6.

El griego (Odé) de sabor poco afrutado mantiene hasta la última gota su frescura y tono amargo, un 7.



El australiano (Jacob´s Creek), sorprende, para catalogarlo como clásico, bueno, bueno, un 8.

El argentino (Norton), casi insuperable, fijaros que las vides malbec están plantadas en los Andes a más de 1.200 metros de altitud sobre el nivel del mar, y el caldo es superior algo así como entre un buenísimo Ribera del Duero y Borgoña, un 9 para no ponerle un 10.

El gaditano (Fine Tempo) para empezar decir que hay que tener agallas (el autor no usa literalmente este vocablo en el original. N del T) para intentar compararlo con los demás pero si el presidente lo manda aquí estamos los del club (para comé, bebé y fumar), un vino etiquetado de Zahara de la Sierra, a la vera de la bodega del Taberner. Es un vino de autor, sin comercializar, medalla de plata del año 2011 , del que su enólogo reconoce que está madurado en cuevas de la Sierra. Al descorche el vino parece un priorato, (como apunta nuestro experto sumiller D. Guille), pero después abre y cambia a regustos insospechados, deslumbrantes y muy agradables. Hay que ponerle un pero: el corcho es una hez (el autor taaampoco usa literalmente esta palabra en el original. N del T) por lo que no podemos comprar cajas y cajas para guardarlas en nuestras magníficas bodegas porque seguro que se estropea, (tironazo de orejas para el empresario, quien seguro que lo cambia y nos lo podrá exponer en persona en la cata que nos han prometido), calificación, un 9.”

Javier Cano
Tío Matt, el viajero

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