Un almuerzo de pelotas

Cuando recibí la invitación, mi respuesta fue la que cualquiera de mente un poco emborronada, tampoco sucia pero no limpia, hubiera dado...”Por favor define pelotas: A) Buenísimo B) Albóndigas o similares C)....”, no obtuve respuesta pero como el “si” precedía al entrecomillado anterior y todos sabemos en que plazas lidiamos, pues tampoco era necesaria.

Nos dirigimos a Casa Ferrer donde fuimos agasajados, como es menester pero con ese cariño añadido que dispensa el clan de Los Abelardos, con vinos generosos y frías cervezas, aperitivos varios con buenos quesos, grandes patés a los que estos amigos son buenos aficionados y morcilla de hígado de esa carnicería del centro de El Puerto de cuyo nombre no consigo acordarme, pero que tan sabiamente recomendó en su día D. Luis, ese gran socio gastronómico. Tras el aperitivo, vino el auténtico ágape. Algo se intuía ya que el olor que invadía la casa era intenso y característico pero con matices. “Esto es cocido”- pensé. No era cocido, era un COCIDO DE PELOTAS, en todos los sentidos. La cosa empieza por una sopita de arroz “¿sopita?”- me interrogué en silencio- “¡pero si la cuchara se queda clavada en el centro!” El caldo fantástico, poderoso, el arroz abundante, sabroso y en su punto.

- Diga ser más cierto que la cocinera ofreció más caldo a los comensales

- Si, su señoría, pero el arroz estaba tan bueno, así, caldosito pero espeso, que...

Despues, ay!, después...patata, zanahoria, nabo, pollo, carne...¡y las pelotas!, carne picada, piñones, canela y nosecuantascosas más todo ello moldeado en esférica forma, envuelto en hojas de col y cocido en el caldo del, válgame la redundancia, cocido. Buenísimo y Alicantino por derecho, a medio camino culinario entre Casablanca y Madrid. “Luisa, buenihímo” fue la frase más escuchada entre sorbeteos y ñacañacas.

Un Viña Tondonia (o dos), fueron la guinda del pastel.

La ropavieja que hizo la interfecta para cenar (claro, si la pone de postre cuenta como homicidio) es digna de este párrafo aparte. El domingo...a remar...doble sesión y creo que ni aún así lo quemé todo.

Abreviando: Un auténtico sábado de pelotas.